Esta Primavera parece no querer darme un respiro... continúa la montaña rusa en un ir y venir de acontecimientos que únicamente puedo asimilar, un compendio de realidades a las que básicamente he de adaptarme lo mejor posible.
El viaje pasó como un vendaval, cumpliendo todas mis espectativas a distintos niveles y cargándome de energias renovadas para todo lo que se me viene...porque sí, de allí me fui con una sorpresa impactante. Mario, mi hermana putativa, se muda de manera indefinida a Barcelona. Una noticia no solo alegre, sino importante en un momento tan clave como supone el principio del verano para los dos. Así que llegué a Barcelona, asimilando como podía toda esta informacón para que apenas dos semanas después fuera ya una realidad. Pero lo mejor estaba por venir (como dice mi madre, todo pasa "por algo") Mis actuales compañeros de piso han decidido volver a vivir juntos por su cuenta, así que, de nuevo, dos habitaciones en el piso quedan libres. Lo que significa que Mario no solo vivirá en Barcelona sino que será mi compañero de piso... Mucha información que digerir. Demasiada diría yo. Así que focalicé, olvidando por unos instantes todo lo demás (que no era poco) y me concentré en mi amigo, en su bienvenida y en visualizar todo lo que nos espera en adelante. Quería verlo todo positivo, pensar en positivo y así no tener que enfrentarme a otra realidad, una dura realidad que estaba ahí esperando a ser aceptada y enfrentada...
Si de algo he escrito mucho en este blog es de las "señales". De muchos tipos, perceptibles de manera directa o indirecta, esas señales que todos vemos pero que cuesta interpretar hasta que no tienes en tu mano toda la información, a pesar de que , al final, en ellas reside la verdad. Una verdad que, independientemente de la situación en la que estés, siempre será dolorosa de aceptar... Pasó el tiempo, las señales se sucedían, y yo no quería verlas. El sentimiento forjado durante meses en la distancia, pero fortalecido por los buenos recuerdos, se desvanecía muy poco a poco. Los cambios estaban a la vuelta de la esquina, la situación muy pronto iba a ser propicia para ambos y yo solo quería luchar para que las cosas saliesen bien. Pero la realidad, mi realidad se interponía. Paso a paso, día a día, pero sin freno. Hasta ese punto de no retorno en el que los buenos recuerdos ya no eran suficiente. En el que algo más faltaba, algo importante, algo que muy pocas veces he llegado a sentir pero que es indispensable para yo establecer una relación con alguien. Eso que llaman "enamorarse"...Y así fue como esa persona tan especial, esa persona que tantas pasiones me despertó, esa persona que tanto me hizo recobrar la esperanza resultó no ser la persona "adecuada" para mi. Rechazar, ser rechazado, finalizar una historia, que finalicen por ti una historia que quieres que continúe...ninguna de las dos partes es fácil, pero sí es más dolorosa una que otra. Y, a pesar de haberme encontrado en ambas situaciones en el pasado, esta vez, hace unos días, me tocó interpretar la parte menos dolorosa. Pero como dije, no es fácil. Y menos cuando sabes que la otra parte no guarda más que bondad y buen corazón hacia ti, cuando observas que no hay hostilidad, cuando conoces el dolor que estás inflingiendo a la otra parte...
Pero, a pesar de la adversidad la tranquilidad siempre llega. ¿Cómo? Cuando sabes que estás haciendo lo correcto. Cuando ves que estás siendo honesto contigo mismo y tu alrededor. Cuando te das cuenta de que esta decisión es la más sabia, la que más dolor va a ahorrar a largo plazo. Y, en definitiva, porque sabes que pase lo que pase, esa persona siempre será especial para tí...
You'll NEVER be "one more guy"