El fin de semana se acaba. Y yo me lo he pasado en casa encerrado tranquilo, alternando entre trabajos de la universidad, comer y porritos (los primeros en casi 2 semanas) Y es ya el tercero que pasa sin salir. Entre unas cosas (pobreza extrema) y otras (trabajo, obligaciones varias) llevo ya casi un mes bastante tranquilo, con la mente serena y sin adulterantes. Y, la verdad, es que hacía tiempo que no me sentía tan bien. Recargando pilas y energia positiva, que ya tocaba.
Pero toda abstinencia voluntaria tiene su fin. El cuerpo ya me pide algo de guerra y ésta caerá el próximo fin de semana, cuando se cumpla el mes. Todo podría estar previsto para que fuera divertido, maravilloso, épico. Pero hay un detalle... algo que lo convierte en un finde totalmente imprevisible. Algo que añade un poco bastante tensión a la situación. Algo que me recuerda que tengo que mantenerme más fuerte que nunca...
Viene.
De visita.
Después de muchos meses.
Y la última vez no fue bien (para mi)
...
Pase lo que pase, se de el escenario que se de, he de luchar contra la tentación.