viernes, 10 de agosto de 2012

PLANES

Hace ya más de una semana que estoy solo en casa. Al principio está genial porque tienes todo el tiempo del mundo para ti, es verano así que puedes pasarte el dia desnudo por casa, puedes retrasarte con las tareas porque no hay nadie que te diga que las hagas... en general mola quedarse solo en casa. Pero cuando ya pasa un tiempo empiezas a pensar, demasiado diría yo; empiezas a darle vueltas a todo. No tienes a nadie con quien conversar, intercambiar opiniones, así que empiezas a hablar contigo mismo. O por lo menos, eso hago yo. De esta manera fue como empecé a hacer cierto balance del año dentro de mi cabeza; de todo lo ocurrido, de todo lo que he hecho y he dejado de hacer... un poco para intentar descifrar las razones de lo que me ha conducido a mi estado actual y reciente. Pero, ¿cómo mantener la objetividad? ¿cómo analizar unos hechos pasados sin que mi presente suponga un sesgo a la percepción de los mismos? Pues accediendo a la única fuente documental en donde dichos momentos fueron registrados: este blog. 

Yendo hacia atrás, leyendo entrada tras entrada me vienen millones de recuerdos a la cabeza, contradictorios incluso a veces. Creo que puedo extraer todo tipo de sentimientos de los mismos. Pasión, temor, felicidad, maquiavelismo, inocencia...un compendio de sensaciones, a veces acertadas, otras completamente erróneas, que solo el tiempo ha conseguido colocar en el lugar en el que ha de situarse cada una. Es curioso como dentro de este aparente caos puedo llegar a encontrar una constante. Un elemento a primera vista permanente que, analizado más en profundidad me aporta muchas de las respuestas que estoy buscando. En definitiva, si ha habido algo que se ha mantenido igual todo este tiempo es mi afán por hacer planes.

Existen de muchos tipos. Planes individuales, colectivos, secretos, a corto plazo, a largo plazo, fantasiosos, realistas, deseados, superficiales, profundos, ociosos, consumados, no consumados... podría seguir poniendo miles de ejemplos de planes. Me gustan. Me encantan. SIEMPRE he sido una persona muy planificadora, a veces en exceso. En ocasiones importantes esta característica me llega a provocar incluso ansiedad. Pero nunca me ha importado. Ha sido una cualidad de la que siempre me he sentido orgulloso. Por lo general siempre me ha ido bien así. Y es ahora, yendo hacia atrás, leyendo toda la sucesión de acontecimientos que me ha llevado hasta mi presente, cuando me doy cuenta de que mi estado actual deriva por completo de este afán planificador constante. Observo como toda una serie de sensaciones, como toda una serie de estados de ánimo, como toda una serie de percepciones de mi alrededor derivan de la consumación (o no) de muchos planes, cuyas consecuencias, medibles en mayor o menor medida, dibujan el trazo de un camino que aún no llega a estabilizarse del todo. ¿Por qué no puedo quitarme este peso de encima? ¿Por qué esta frustración constante en mi interior? Al principio pensaba que era por el hecho de no haber consumado los planes más deseados. Pero no, es peor. Es por el simple hecho de que mi interior no quiere asimilar que dichos planes ya no van a materializarse. El ambiente ha cambiado, la situación, el entorno...TODO es diferente. Pero mi corazón es tozudo y decide mantener una falsa esperanza, de tal manera que la lucha con mi cabeza es constante. Pero por suerte, el darse cuenta de ello es el primer paso para solucionar el problema. Y así es como, poco a poco, tengo que ir acallando a mi corazón. Por la fuerza, a base de realidad, a base incluso de algo de negatividad. Cualquier camino será válido si puedo volver (y lo haré pronto) a mi estado natural. Todo es proponérselo y crearte un ambiente propicio para ello. Qué mejor momento para hacerlo que a apenas 2 dias de volver a Tenerife, mi tierra natal, tras más de 8 meses sin pisarla. Serán dias fuera de la ciudad, lejos del ruido, de la noche, lejos de mis fantasmas... y así poder, de nuevo, reencontrarme conmigo mismo.


Looking for some peace of mind...

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