En el fondo me cuesta creérmelo. Pero es así. Por fin, oficialmente, uno de los peores "ciclos" que se habían repetido en mi vida últimamente se ha roto. Ya lo atisbaba al principio, pero es ahora, JUSTO AHORA cuando realmente me doy cuenta...
En los últimos dos años, por razones aparentemente diferentes, el mes de mayo se había convertido sin duda en el peor de los meses. Mucha inestabilidad emocional, muchos agentes que se escapaban a mi control... Así que, como era de esperar y dadas las circunstancias entré en este mes de mayo del 2014 con mucha cautela, recordando muy bien los anteriores y preparándome para lo peor.
Y lo peor nunca llegó...
Estamos en la recta final y en este momento no puedo sentirme más feliz. ¿De verdad? ¿Sinceramente? Sorprendentemente sí. La verdad es que en muchas ocasiones en el pasado mis palabras por aquí se las ha llevado el viento... no porque fueran falsas mis intenciones sino porque yo aún no estaba preparado. Estaba aprendiendo sin saberlo. Pero ahora puedo confirmar como cada vez más me acerco al verdadero conocimiento de mi mismo y como todo lo que me pasa a mi alrededor va en consonancia con todo lo que digo y hago...
Estas semanas tras su partida no han sido un camino de rosas...pero tampoco han sido malas. De hecho, a medida que pasaban me iba sintiendo cada vez mejor, visualizando el inminente verano y organizando ya grandes planes que van a hacerlo inolvidable. A pesar de su presencia en mi mente, a pesar del contacto mantenido, mi sensación no ha sido en ningún momento mala, al contrario, me siento bien. Me siento bien conmigo, me siento bien con él. ¿Por qué? Tres razones: sencillez, transparencia y buenas intenciones.
Viene este fin de semana. Y tiene ganas de darme guerra. Y yo también a él. Muchas. Qué MEJOR manera de empezar mis primeras vacaciones desde octubre. Y después, Primavera Sound...
Lo dicho, el ciclo mayus horribillus se ha roto.
Gracias Karma
:)
No hay comentarios:
Publicar un comentario