lunes, 10 de enero de 2022

2021: El año de la Incertidumbre y las 3 Sorpresas



 El final del verano de 2020 fue complicado… Mientras subían los contagios así lo hacían las restricciones de nuevo. Y casi sin darnos cuenta, en Octubre nos metimos en un toque de queda que se alargaría hasta Mayo del 2021. Todos en casa metidos de 22.00 a 6.00 y toda la hosteleria y ocio nocturno cerrados. Coincidiendo con la llegada del frio se empezó a apoderar de mi una fuerte nostalgia y melancolía (algo que por otro lado tampoco es raro xD) y haciendo balance me di cuenta de que la última vez que había visto a algún miembro de mi familia fue en Octubre de 2019 y que hasta 2021 no iba a poder hacerlo…Así que, después de meditarlo muchísimo tomé una importante decisión basada en tres puntos clave:

- Años de una vida ocio-social limitada a momentos clave por mi situación económica y empeorada aún más por la pandemia

- La necesidad de encontrar un estímulo que me pusiera de nuevo a estudiar si quería conseguir mi objetivo de ser funcionario

- Darme profundamente cuenta de lo que pesan tantos años estando lejos de mi familia y de mi tierra.

Y de esta manera, por primera vez en estos últimos 15 años tomé la férrea y sabia decisión de volverme una temporada larga a Tenerife. La idea era solicitar un traslado en mi trabajo aludiendo motivos familiares y una vez en la isla irme a vivir con mi madre. De esta manera no solo mantendria mi nivel de ingresos con un trabajo estable sino que este cambio reduciría de manera drástica mis gastos mensuales, ayudándome a recuperarme de mis deudas muchísimo antes. Y, además, en un ambiente idóneo no solo para ponerme a estudiar sino para reconectar y volver a tener en mi vida diaria a mi familia. Estaba convencido, estaba seguro, así que rápidamente solicité el traslado y por primera vez en mucho tiempo me permití sentir un poquito de ilusión. Todos mis compañeros con más experiencia en la empresa estaban convencidos de que me lo darían en pocos meses y yo quería creerles, así que fui comunicando mi decisión a todo mi entorno, ya que mi vuelta real a Tenerife se veia inminente. A pesar de que mi realidad era que aquí seguía de encierro nocturno obligatorio pasando los dias y semanas cada vez más frios, más aburridos y sin una certeza clara de cuando iba a acabar todo esto, la idea de mi vuelta a la isla se convirtió en mi verdadero empuje para seguir adelante.

Y con esta mezcla de incertidumbre y esperanza recibí al 2021…

Por suerte, las cosas no tardarían en empezar a mejorar (muy) poco a poco. El proceso de vacunación iba avanzando sin pausa mientras bajaba el nivel de contagios y mortalidad. Por primera vez en meses se atisbaba un poquito de optimismo y una verdadera luz al final del túnel. Y fue en este momento cuando llegaron mis primeras vacaciones del 2021. Así que en Febrero, por primera vez en año y medio pude pasar una semana en Tenerife con mi familia. Unos dias que me llenaron de una alegria y una paz difícilmente describibles. Una situación que despejó cualquier tipo de dudas hacia mi decisión de volver a la isla. Tanto fue así que una tarde decidí visitar algunas de las tiendas donde había solicitado el traslado y presentarme a los coordinadores a ver si conseguía acelerar el proceso de alguna manera. Sin embargo aquí me informaron de la triste realidad pandémica: las vacantes para Tenerife eran sumamente escasas por la caída en picado del turismo y además tenía por delante mio a tres trabajadores que también habían solicitado un traslado a la isla. Así que la espera a que llegara mi momento se visualizaba larga, muy larga. Aún así, después de todo lo vivido en los últimos años decidí no perder la esperanza, armarme de paciencia y esperar a que llegara mi momento. Así que con esta idea en la cabeza y convencido de la ausencia de cambios sustanciosos a la vista volví a Barcelona.

No tardaría en pasar ni un mes cuando recibo la primera sorpresa del año…

Después de haberlo hablado hacía años, finalmente iba a pasar. Mi amigo Jota me ofrece irnos a vivir juntos desde cero en un nuevo piso. Sin embargo, conociendo mi situación económica y habiendo aprendido ya ampliamente la “lección”, antes de aceptar hice mis cálculos económicos siendo completamente realista. Y para mi sorpresa, todo era factible. De repente era posible salir de un piso en el que llevaba más de 6 años bastante a disgusto, con una vida básicamente de encierro en mi habitación. Así que sin dudarlo me embarqué en ello de cabeza sabiendo lo largo y tortuoso que puede llegar a ser la búsqueda de piso. Sin embargo, en menos de mes y medio ya estábamos metidos en un piso precioso en pleno Paralel. Después de mucho tiempo volvía a vivir en el centro junto a mi mejor amigo en la ciudad y por un precio sorprendentemente asequible. Todo ocurrió tan rápido, de manera tan orgánica y, sobre todo, de manera tan positiva que, tras tanto tiempo en la oscuridad, realmente me costó creérmelo. Pero esto solo era el principio del cambio…un cambio vital, de actitud, de percepción que rápidamente fui empezando a percibir en mi interior precisamente en todo el esplendor de la Primavera, con la llegada del calor y con la certeza de que el fin del toque de queda no tardaría en llegar…

Por fin en Mayo ocurrió y, a pesar de que el ocio nocturno seguía cerrado y existían aún restricciones, esta libertad horaria para salir a la calle fue la primera muestra real de que lo peor de la pandemia había pasado y de que la vuelta a la normalidad estaba cada vez más cerca. Cada día que pasaba era un poquito mejor que el anterior y yo me sentía cada vez más fuerte, más seguro, más optimista, con más autoestima…

Y así el verano comenzó con verdadera alegría y energia. Playa, sol, amigas y sexo…una combinación de elementos que hacia mucho tiempo no se daba y me hacían darme cuenta no solo de la vuelta a la normalidad sino la vuelta poco a poco de mi “esencia”, algo que se quedó por el camino forzosamente allá por el 2018 y estaba resurgiendo cada vez con más fuerza. Esto se hizo totalmente palpable en las 2 semanas que pude pasar de vacaciones en Tenerife. Por primera vez en muchos años podía disfrutar de mi tierra y sus playas en pleno verano y con tiempo suficiente para descansar y recargar energías. Así que así lo hice y esos días pasaron en la más completa y absoluta felicidad.

Al volver a Barcelona estaba eufórico. Había pasado las mejores vacaciones en mucho tiempo y el ocio nocturno (solo al aire libre) comenzaba a abrirse. Así que el primer fin de semana tras mi vuelta de Tenerife tuve mi primer “evento” nocturno en el Poble Espanyol, algo que llevaba mucho tiempo esperando y que viví muy intensamente. No contaba con que eso al final se quedaría en un segundo plano tras lo que ocurriría más adelante esa misma noche…la segunda sorpresa del año.

Lo que parecía ser una cita de Grindr más acabó convirtiéndose esa misma noche en lo que yo interpreté como la primera conexión real sexo-afectiva que tenía en años. Fué tan intenso y recíproco que decidimos volver a quedar el siguiente fin de semana para cerciorarnos de que lo que nos había ocurrido era real y no producto de una sobreidealización provocada por los efectos de la “noche”. Así que cuando llegó ese segundo encuentro yo estaba realmente expectante… Y al final se desarrolló muchísimo mejor de lo que podría imaginar. Por primera vez desde Ibon estaba viviendo una conexión carnal y mental que me hizo recuperar una ilusión que ya daba por perdida. Así que decidí volver a confiar, darle una oportunidad y seguir conociendo a esta nueva persona. Sin embargo, bien pronto, todo se quedó en un mero espejismo…cuando decidimos volver a quedar e interactuar en otro tipo de situaciones de repente esta persona decidió echarse atrás y el silencio (como en tantas ocasiones en el pasado) se apoderó de todo. Por suerte yo ya tengo una larga experiencia en desavenencias amorosas y en cuanto aparecieron las primeras señales negativas yo las supe reconocer bien rápido. Y al comprobar por enésima vez la falta de responsabilidad afectiva de esta persona que había entrado en mi vida decidí cortar por lo sano. No voy a mentir, fue un verdadero palo…y asumir de nuevo otro “fracaso” no fué fácil durante los primeros dias. Pero por suerte esta negatividad duró poco y pude seguir de nuevo con mi vida en apenas semanas. Al fin y al cabo no habíamos pasado más de dos dias juntos y la cosa no había ido más allá. Así que seguí para adelante con la ayuda de lo que estaba por venir… Y es que, con la llegada de Octubre vendrían mis últimas vacaciones del año que iban a coincidir con la visita de mi amigo Moi a Barcelona. Con lo que no contaba era con la noticia que recibiría apenas dias antes de la llegada de mi amigo. Después de año y medio finalmente el ocio nocturno iba a abrir oficialmente JUSTO los dias en los que estaba Moi por la ciudad. Realmente no me lo podía creer. Así que con una alegria y emoción inmensas ese fin de semana lo dimos TODO y volví a revivir lo que llevaba tanto tiempo anhelando. Realmente fue extraño volver a desenvolverme en un ambiente social tan extremo como lo es la “fiesta”. Pero sin darme cuenta en ese momento, esos dias fueron el comienzo de la recuperación de mi verdadera esencia…esa que se quedó por el camino mucho antes de la pandemia. Así que tras ese fin de semana de locura, reencuentros y sensaciones volví a la “normalidad”. Solo que esta vez todo había cambiado. Por primera vez empecé a atisbar un hastío vital que no supe reconocer así de primeras. Pero poco a poco iba haciéndose cada vez más patente… Después de más de dos años en Mercadona empecé a sentir un queme que solo hacía que aumentar con el paso de los dias y semanas. Comenzaba a darme cuenta de que tras más de 10 años trabajando de cara al público, en atención al cliente o derivados había superado mi cupo de paciencia. De repente me di cuenta de que necesitaba verdaderamente un cambio. Si no ¿por qué aún no había podido ponerme a estudiar para las oposiciones? ¿Por qué aún no había hecho ningún movimiento para este cambio que tanto quería supuestamente se produjera? La respuesta estaba clara. No estaba bien. Así que con el final del año a la vuelta de la esquina decidí que era hora de buscar algo alejado finalmente de todo lo que suponía trabajar de “cara al público”. No era tampoco una decisión drástica. Siendo realista, tenía la idea de que una vez comenzado el nuevo año me pondría a buscar un nuevo trabajo pero con calma y paciencia, entendiendo que hasta que no encontrara algo mejor no iba a dejar lo que tenía con Mercadona que, al fin y al cabo era una red de seguridad muy buena. Con esta idea en la cabeza encaré el final del año de manera positiva… sin contar con lo que pasaría a finales del mes de Diciembre. La tercera y más importante sorpresa de este 2021…

El 20 de Diciembre recibo una oferta laboral para ser analista de fraude financiero. Tras estudiarla detenidamente y ver las condiciones compruebo que cumple exactamente con todo lo que llevaba buscando/deseando: un mejor sueldo, unas mejores condiciones y un tipo de trabajo que me alejaría por fin del trabajo cara al público. Así que tras sopesarlo decidí aplicar para el mismo. Total, no tenía nada que perder. Así que me programaron la entrevista para el 27 de Diciembre por videollamada y yo me la preparé a conciencia. Y en menos de tres horas tras la misma me confirman que el puesto es mío. Y, de repente, TODO había cambiado… Todos mis planes de opositar, toda esa idea del volver a Tenerife se desvanecían porque había conseguido aquello que nunca pensé que conseguiría. Un puesto de analista de datos, en una gran empresa, con un gran sueldo que me permitiría no solo saldar mis deudas mucho antes sino vivir una vida en Barcelona como siempre quise. No me lo podía creer. Tras varios años de resiliencia, de tirar hacia delante como podía, un pequeño golpe de suerte me había vuelto a poner donde siempre había querido. Así que con toda esta fuerza, con toda esta energía decidí que mi último día en Mercadona sería el día 31. Un movimiento simbólico para comenzar el nuevo año 2022 imbuído por toda esta nueva oportunidad que la vida me estaba dando. 

Y de esta manera me despedí del 2021 comprobando como una idea que nunca creí que ocurriera estaba pasando delante de mis narices. Y es que, con mis 35 años iba a encontrar finalmente la estabilidad personal, profesional y financiera que tanto anhelé durante tantos años. Y, ¿sabes lo que te digo? Qué bienvenida sea!

2022 te pillo con tantas ganas que no puedo esperar a ver todo lo que vas a ofrecerme.

Gracias Vida, Gracias Universo.

“Good things come for those who wait”

No hay comentarios: